Jorge Senar de El Molinaz junto a Santa Eulalia de Gállego, pasaba sus veranos en Riglos con sus abuelos. Ahí veía trabajar la viña, incluso participaba de algunas labores, y como niño curioso, observaba y se preguntaba cómo de un fruto tan dulce podía salir más tarde el vino.
Tan fascinado estaba con ese hecho tan extraordinario que pensó, ‘yo de mayor también haré vino’ y en ese hacer, entendería lo que entonces le parecía mágico o incomprensible. Pasaron bastantes años, pero cuando Jorge se jubiló volvió a su tierra natal.
Ya llevaba algunos años estudiando el proceso y elaborando su propio vino ‘de garage’, cuando junto con sus hijos comenzó a investigar la zona, los suelos, y enamoró al resto de los socios para emprender un maravilloso camino.
Ahí nació un proyecto familiar donde Jorge Senar, alma de dicho proyecto, y sus socios comienzan por recuperar una actividad, la de cultivo y elaboración de vino, actividad que en su día fue referencia en la economía de las gentes de la Ribera del río Gállego a su paso por la zona del Reino de los Mallos de Riglos, en el prepirineo aragonés.